El desayuno es variado y muy sabroso.

La ubicación del hotel es complicada, ya que para llegar al centro hay que subir varias escaleras que no son seguras. El estacionamiento es un verdadero dolor de cabeza. no se puede estacionar en la calle, y el espacio interno es limitado. Durante mi estancia, me vi obligado a coordinar con otros huéspedes para poder sacar mi auto, lo que fue muy incómodo.

excelente acceso a atracciones y parques de la ciudad

El hotel ofrece un desayuno buffet generoso y una sala de estar acogedora, perfecta para relajarse antes de salir a explorar todo lo que la ciudad tiene para ofrecer, ya que está a menos de 10 minutos a pie de la Plaza de Armas y del Mercado Típico Angelmó, dos lugares imperdibles para disfrutar de la cultura local y saborear la gastronomía chilena. además, es genial poder caminar hacia el costanera y disfrutar de las vistas hacia el mar.

Baño con "crema de ducha", calefacción central, ventanas con vista.

No hay ascensor y el estacionamiento es un verdadero caos!!! Además, las ventanas de las habitaciones no ofrecen buen aislamiento y las luces titilan sin parar. ¡Menuda molestia!!!

Mi punto de vista sin rodeos

El ambiente es cálido y acogedor, ideal para relajarse después de un día explorando. Las habitaciones siempre limpias añaden un toque especial. El desayuno es simplemente delicioso con productos frescos. Sin embargo, mala ubicación en curva peligrosa complica el acceso. No apto para quienes buscan tranquilidad absoluta.

El desayuno buffet fue un verdadero festín, con frutas frescas que parecían haber sido recolectadas de un jardín encantado y pasteles que volvían a la infancia con cada bocado, ¡casi más mágicos que un desayuno en la casa de los abuelos! Las habitaciones eran tan luminosas que podrían haber servido de escenario para una película de verano.

Poca variedad de actividades.

Habitaciones limpias y servicio de lujo. Desayuno con frutas frescas y buen café. Acceso complicado por las escaleras y el parqueo es un headache. Pero la atención del personal hace que valga la pena.

Fue una buena elección para una escapada urbana en Puerto Montt con una excelente relación calidad-precio. Disfruté de la hospitalidad del personal, que se tomó el tiempo de recomendarme lugares para visitar y hasta me ofrecieron un café delicioso al llegar. Si van, preparen las piernas para subir un par de escaleras, ¡pero la vista lo vale!

Desayuno rico y atención excelente, pero el acceso es complicado por las escaleras.

La habitación era pequeña aunque limpia, con un baño cómodo. El desayuno ofreció una buena variedad, pero la calidad de las carnes dejó algo que desear. La falta de sonido amortiguado se notó, pues se escuchaba todo lo que ocurría en las habitaciones cercanas. Eché en falta un mejor estado de las cortinas, que estaban rotas. El asistencia al guardar nuestros bolsos fue muy apreciada, pero la experiencia general del lugar se sintió más cercana a una hostal que a un hotel.

Me alojé en una habitación cuádruple y la experiencia fue mayormente positiva. El desayuno buffet era realmente delicioso, con una buena mezcla de opciones. La atención del personal fue excepcional, especialmente la de María Inés, que siempre estaba dispuesta a ayudar. Las habitaciones estaban limpias, y la terraza ofrecía una vista agradable para relajarse. Sin embargo, el acceso al hotel es complicado, hay muchas escaleras que pueden ser difíciles de manejar. Además, el estacionamiento era un verdadero dolor de cabeza. había que coordinar con otros para salir, lo cual no es ideal. En cuanto a la decoración, aunque el hotel tiene su encanto, algunas áreas se sentían algo descuidadas y el baño podría necesitar una renovación. La ubicación es buena, pero la curvatura de la calle complicó las cosas un poco.

Pasé una noche en una habitación cuádruple. El servicio fue excelente, especialmente la atención de María Inés. Disfruté de un desayuno casero muy completo. El ambiente es acogedor y me sentí cómodo durante mi estadía. Las vistas panorámicas son impresionantes. 😍